Cuando comenzamos los trabajos de improvisación con Carlos no estábamos seguros de qué íbamos a hablar o cómo lo íbamos a hacer.
Después de seis meses llegó a mis manos un regalo, un texto escrito por Carlos, y
poco a poco se fue delineando un personaje chueco...
poco a poco sus historias fueron surgiendo...
hasta que la Soledad se hizo y se rehizo.