En la Fabrika sentí que llevaba más cosas que dejaba. Y, ojo, que dejamos algo de nuestro corazón, nuestra olla donde la abuela de la Soledad cocinaba su dulce fue dejada ahí.
Talvez, ella, la olla, necesitaba quedarse en Temuco porque no fue bien cocida, talvez porque el turismo hace eso de venderte las cosas artesanales y mal hechas... y al fin y al cabo, no conocemos al artesano sino a un "simple" comerciante que dice que las cosas son así. O, talvez, deveríamos saber más sobre ollas cocidas de barro cuando queremos comprarlas... que sé yo.... son las dudas de la Soledad.
La Fabrika me enseño que más de diez años de ocupación de un edificio abandonado para transformarlo en algo útil para la sociedad es posible. Y que, sobretodo, el significado de la vida no estaba dado por el valor que el sistema daba a tu trabajo, sino por la capacidad de creer en tu trabajo como fuente de sustento. Por eso, el hecho, de que el trabajo realizado durante los últimos diez años no signifique nada para quien quiere su edificio abandonado de vuelta, no te sorprende, sino que lo contrario te da más fuerza para buscar nuevas salidas, no las viejas, ni las que en el sistema insisiten, sino nuevas fuerzas para dialogar, encontrara salidas, formas de vida que son las tuyas, no son prestasdas, sino propias. Y, por esas, tu luchas.
http://fabrikatemuko.blogspot.com/
Eso guardo de la Fabrika: mucha energía, mucho arte, mucha cosa rica y la Soledad en medio de todo esto.
Intentando pasar un poquito que sentí en ese edificio de arte y amor, van estas fotos:
SALUD!
Talvez, ella, la olla, necesitaba quedarse en Temuco porque no fue bien cocida, talvez porque el turismo hace eso de venderte las cosas artesanales y mal hechas... y al fin y al cabo, no conocemos al artesano sino a un "simple" comerciante que dice que las cosas son así. O, talvez, deveríamos saber más sobre ollas cocidas de barro cuando queremos comprarlas... que sé yo.... son las dudas de la Soledad.
La Fabrika me enseño que más de diez años de ocupación de un edificio abandonado para transformarlo en algo útil para la sociedad es posible. Y que, sobretodo, el significado de la vida no estaba dado por el valor que el sistema daba a tu trabajo, sino por la capacidad de creer en tu trabajo como fuente de sustento. Por eso, el hecho, de que el trabajo realizado durante los últimos diez años no signifique nada para quien quiere su edificio abandonado de vuelta, no te sorprende, sino que lo contrario te da más fuerza para buscar nuevas salidas, no las viejas, ni las que en el sistema insisiten, sino nuevas fuerzas para dialogar, encontrara salidas, formas de vida que son las tuyas, no son prestasdas, sino propias. Y, por esas, tu luchas.
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Eso guardo de la Fabrika: mucha energía, mucho arte, mucha cosa rica y la Soledad en medio de todo esto.
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Flekcha cocinando el dulce |
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y la abuela intentando ayudar... |
SALUD!